lunes, 20 de diciembre de 2010

El Reino de las Nubes (19-09-10)


Las nubes pasan por el cielo,
aburridas, transitan tranquilas
sin preocupaciones, ni prisas,
para qué correr por el firmamento.
Tumbado en una verde colina,
observo el pasar del tiempo
mientras las nubes me miran
desde su despreocupado reino.
Quién daría lo que fuera
por ser libre y feliz
como aquellas almas sin penas
que viven sólo sabiendo reír.
Riendo entre los vientos,
sin patria, pero libres.
Riendo sobre los tormentos,
sin vida, pero felices.
Hasta la fresca hierba de la pradera
querría ser una nube tranquila,
yo las envidio, de veras,
quién por ser nube daría lo que fuera.
Ya sé que por mucho que lo pida
este deseo no va a cumplirse,
pero me gusta imaginar esa vida
en la que nada me impida reírme.
Y soñando con ser un alma sin grilletes,
pasa el tiempo por la humilde pradera,
a la vez, sopla una cálida brisa fresca,
a la vez, sonrío al sentir como la paz crece.
Riendo entre los vientos,
sin patria, pero libres.
Riendo sobre los tormentos,
sin vida, pero felices.
Ah, quién por ser nube daría lo que fuera,
me pregunto mientras no hago nada
más que respirar y sonreír,
para que luego digan que la felicidad sale cara,
simplemente, es que ya no saben qué decir,
simplemente, se han olvidado del cielo y su belleza.
Ah, qué aire más puro,
qué paz tan relajante,
quién necesita lujos
cuando tiene el campo delante.
¿No me canso de mostrar mi sonrisa?
En absoluto, merece la pena
callar un instante, y sin prisas,
escuchar las notas de la naturaleza.
Ah, quién por ser nube daría el mundo,
ah, quién por sonreír haría lo que sea.
Pues es más fácil tumbarse en la hierba
y como yo, inmerso en la tranquilidad,
reír como si una nube fuera.
Quién fuese una nube, ¿verdad?

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