martes, 22 de marzo de 2011

Color Cielo Atardecer (22-03-2011)

Dos poemas en dos días. Esta semana me he puesto las pilas. Ayer encontré unas canciones de un grupo musical poco conocido, "Two Steps from Hell", un grupo que compone bandas sonoras muy buenas y épicas.
Una canción en concreto me trajo ideas. Ideas nuevas. Sentimientos que piden cambio.
Sentimientos que dudan de un cambio.


Cuando el Sol descendió del cielo
y las lanzas y espadas se mezclaron con los gritos,
la batalla se avecinaba, y en ese mismo momento,
tan sólo una idea, un pensamiento ínfimo,
surgía de mi tormento.

Levanto la vista.
Polvo. Polvo.
¿Y detrás? ¿Qué se divisa?
Miradas de pánico y horror.
Miradas de ira y temor.
Espadas que gritan mi nombre.

Un yermo hay entre ellos y yo.
No. Hay algo más.
Un mar. Un mar de pesar, peor
que cualquier cantar.
Oscuridad.
También hay oscuridad.
Pero no, eso siempre estuvo ahí.
Siempre ha estado a mi lado.
Dirigiéndome de batalla en batalla.
Errado.
Mi paso por la vida ha sido una espada.
Una espada que corta.
Sin querer, pero hace daño.
Luchando perdido.
Luchando desde montes a cabos.
Nunca he sabido por qué.
Por qué he de luchar
Ah, sí, es verdad.
Lucho por una razón final.
Pero se me ha vuelto a olvidar.

Los tambores y la tierra tiemblan
al paso del tiempo de los que lucharán.
Tiemblan sí, pero no por fuerza,
sino por miedo, miedo irracional.
Miedo del que uno no puede escapar.

Resuena, resuena en mi cabeza.
No para de perderse entre mis ideas.
Esa maldita sensación extraña
que me atormenta.
¿Pero por qué no se calla?


Tiempos son de confusión.
Tiempos donde el mundo se ha perdido
entre las fauces de su propia creación.
Entre las aguas que surgen en cada ocasión
en el que uno deja de preguntarse sorprendido
por la vida que se escapa a tus oídos.

Mas no puedo hacer otra cosa
que acallar esas dudas,
esas dudas que no quiero que me consuman.
Quiero poder plantar cara sin demora
en esta batalla
junto a mi espada.

Pensamientos.
Miles se agolpan en mi cabeza.
Miles, confusos, todos miedos.
Olvido, perdición, falta de certeza.
Certeza de un mañana en el que creer.
Un mañana feliz.
¿Eso llegó alguna vez a existir?
Puede ser, puede ser.
Pensamientos.
Siguen ahí, junto a ese remordimiento.
Pensamientos.
¿No se podrían callar un mísero momento?
No, sabes que no lo harán.
Ríe mientras puedas mientras no dejas de dudar.
Esto ya se va a acabar.

Ya iba siendo hora.
Es el tiempo de la verdad.

Diez pasos.
Diez pasos quedan.
Y esas son las miradas que me esperan.
Nueve pasos.
Nueve pasos al infierno.
Y ese filo brilla por mis huesos.
Ocho pasos.
Ocho pasos eternos.
Y después, la vista hasta el cielo.
Siete pasos.
Seis pasos.
Cinco pasos.
Cinco pasos en silencio.
Nada, nada, ni el viento.
Cuatro pasos.
Tres pasos.
Tres pasos, y ya puedo sentirlo.
Sentir ese ardor en mi pecho.
Quiero decirlo,
pero sólo me salen gritos escuetos.
Dos pasos.
Dos pasos quedan.
Y será la hora de decidir,
entre la razón y la pena.
Un paso.
Tan sólo un paso queda.
Y sigo sin recordar
qué es lo que era.
El motivo de mi guerra.
Un paso.
Un paso queda.
Ya da igual.
Ya da igual qué fuera.
Un paso.
Un paso queda.

Un instante lo decide todo.
Un segundo donde el menor de los esfuerzos
gana a cualquiera duda, a cualquier tesoro.
Y tras ese momento,
llega otra hora.

Pero nadie puede saber
lo que pasará a partir de ahora.

Qué cielo tan bello.
Nunca había reparado en aquellas nubes de ahí.
Nunca había visto ese color cielo,
mezclado con ese dorado que me hace sentir.
Sentir tan pequeño.
Sentir, simplemente, sentir.
Ah, ya lo recuerdo.
Ya recuerdo por qué empezó todo esto.
Parece estúpido, sí que lo parece.
Pensé que el motivo más crucial era, pero creo
que esto basta para dar paz
a esta espada quebrada.
Esa espada que volverá a luchar.
Luchará rota,
pero lo hará.
Luchará sola,
pero lo hará.
Luchará perdida,
pero lo hará.
Luchará toda su vida,
pero lo hará.
¿Por qué?
¿Por qué?
Por esa sonrisa.
Esa sonrisa sincera
color cielo.
Cielo atardecer.

¿Cómo se me pudo llegar a olvidar?









lunes, 21 de marzo de 2011

La Misma Mirada (21-03-2011)

La vida. Raro es que sea igual para dos personas diferentes. Para mí, la vida es extraña. A la vez, cruel y monótona; a la vez, aburrida y cambiante. El mundo parece cambiar exageradamente, pero mi vida no lo hace. Avance, pero no avanza. Pasa el tiempo, pero nada más. La misma cantinela todos los días; es estresante, ¿verdad? Pero, si tiene solución, que la debe tener, yo aún no he llegado a él.

Pues bien, de esto va mi nuevo poema. Leed y reflexionad.


Siete de la mañana.
Lunes. Maldito día.
Otra vez el despertador me levanta.,
que ya es hora de la rutina.

Enciendo la luz a tiendas,
y repaso en mi cama un momento,
antes de vivir este día nuevo,
aunque ya sé lo que me espera.

¿Por qué lo sé? Adivino no soy, la verdad,
pero es tan repetitiva mi vida
que puedo sin miedo asegurar,
que el dejà vu no es una mentira
ni un cuento chino para asustar.

Sé de sobra qué me levantaré
y sin ganas sonreiré un buenos días.
Iré a clase, a aprender.
Aprender a vivir mi existencia repetitiva,
que más que infinita, es aburrida.

Las mismas risas.
Los mismos lloros.
El mismo cielo gris.
Las mismas mentiras.
Siempre los mismos alborotos.

Siempre nos quejamos de los estudios,
o de la lluvia, o del fútbol.
Siempre evito las peleas,
tanto como a mí me evitan las chicas bellas.

Siempre los mismos chistes y reparos
de disco rayado.
Siempre las mismas ganas
de que llegue el verano.

Todo es igual, premisa y enunciado.
Todo vuelve a pasar
como si leyera una vez, y otra y otra más
un libro de tres páginas y algo
que relata un mismo andar.


Rimas iguales
en vidas iguales.

Miradas perdidas
en un mar de desdicha.

Una luz que no llega,
y no es porque uno no quiera.

En aquel pasillo, a última hora,
cuando te cruzas con tu pasado
y sus largos cabellos  de caduca hoja,
dorados, pero apagados.

En aquel pasillo, donde intentas bajar la mirada.
Pero sabes que lo harás, y lo haces
y miras, y ves ese destello fugaz y distante
que te recuerda tu error, tu metedura de pata,
que ha hecho que tu ayer sea igual que el mañana.

Mirada lejana
en una tarde ya pasada.

Mirada de lienzo
en un pasillo inacabado.

Mirada bella, sí,
pero es una mirada muerta.

Y siempre es la misma.
Y siempre es la misma.

Cada uno sigue su camino,
lejos pero cerca, en verdad.
Pues por mucho que no crea en el destino,
siempre cometemos el mismo delito.
Siempre en lo mismo nos volvemos a equivocar.

Surcando las nubes y el cielo
se escapa mi mente y sus sueños,
deseando que, al despertar,
haya pasado algo nuevo.

Pero siempre todo se mantiene igual.