domingo, 13 de noviembre de 2011

No Siempre, pero Nunca (13-11-2011)


Como esos sueños al anochecer
que te hacen temblar de terror,
caigo en la cuenta con estupor
de que las luces no quiero encender.

Las estrellas se marchan.
La Luna avanza.
Nubes que cabecean
se dejan
llevar por el viento.
Hace tiempo
que la noche no se aclara.

Puedo sentir cómo se adelanta.
Aquellas constelaciones
que una vez me guiaron al mañana.
Ahora, sólo siento esos eones
pasar como si nada.

Mágica, pero distante.
La noche abre la brecha
entre mi luz y mi oscuridad.
De veras
pienso que nada queda más adelante.

Puedo sentir el espacio
que queda a la ida.
Puedo ver el leve paso
que queda ante la caída.
Si hay alguien ahí,
espero que vea que me tengo que ir.

No siempre
pasa lo de siempre.
Nunca ocurre dos veces.
Nunca ocurre siempre
lo que uno quiere.
Nunca ocurre sin un motivo aparente.
Siempre toca creer.
Pero es difícil ver
sin darme una señal.

Fría, a veces ausente,
recuerdo paredes más consistentes.
Como brisa,
peina mi tristeza
y se lleva aquella agradable risa
a una garganta vacía.

La noche.
Cuánto se pierde al anochecer.
Qué derroche.
¿Qué pensabas que iba a suceder?

Cae entre el horror.
La Luna destroza el firmamento,
y todo cambia de color.
Despierto,
pero parece que sigo en un sueño.
Porque no soy capaz de creerlo.
Cómo se me escapa entre las cenizas.


Un mundo aparte al mío.
Entre la lejanía
y el distante infinito.

¿Por qué me quedo a las puertas
y me tengo que contentar
con oír tras ellas?
Quiero poder entrar.

Escuchar tan sólo una leve melodía
de lo que una vez
fue una sinfonía.
Quiero poder querer.

La única lágrima del desierto
se me disipa entre mis manos.
Pido que no se vaya de mi lado,
pero sólo veo su estela en el viento,
mientras tras el horizonte me deja.

Y con el rayo final
del atardecer,
se levanta la luna nueva,
y me queda esa pregunta sin respuesta.
Esa que no quiero contestar,
y así se va a quedar.

No siempre
pasa lo de siempre.
Nunca ocurre dos veces.
Nunca ocurre siempre
lo que uno quiere.
Nunca ocurre sin un motivo aparente.
Siempre toca creer.
Siempre parece lo que no es.
Nunca es siempre lo debido.
Siempre es lo que nunca ha sucedido.

Y aunque todo sea en balde.
Siempre diré,
que por una sola gota,
todo me vale.
Pero es difícil ver
sin darme una señal.





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