sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Quiero desearles a todos una feliz navidad.
Ya sea una feliz época familiar.
Ya sea una feliz época de descanso y desconexión.
Ya sea una feliz época con los seres más queridos.
Ya sea una no tan feliz época, solitaria.

Sea lo que sea, les deseo a todos lo mejor, y mis más sinceros deseos de mejora y esperanza en el futuro.

Además, en esta época de añoranza, quiero recordar y desear lo mejor a las personas que una vez formaron parte de mi presente y ahora conforman las páginas de mi pasado. Sabed que, donde quiera que estén, no les olvido y las extraño, pero a fin de cuentas les deseo felicidad.

Feliz Navidad.

lunes, 19 de diciembre de 2011

No Despiertes (19-12-2011)


Abro los ojos.
Mi mente cae del mundo de Morfeo.
Poco a poco,
esas sombras cobran forma, y deseo
que todo vuelva a ser ese precioso sueño.

Basta.
Levanta.
No quiero despertar,
pero si no lo hago,
me perderé la realidad,
y no podré estar cuando
caigas.

Las ruinas de una vida
destrozan cada paso.
Fragmentos vuelan cada rato,
mientras ves esa chispa
desaparecer.

Haga lo que haga,
no puedo evitar que cada mota se escape
entre mis manos frías.
Sin querer, por mucho que te hable,
tu pena no te deja ver la mía.

Escapas,
como la arena agarrada
fuertemente.
No sirve de nada,
pero no te dejaré a solas en tu mente.

Nubes negras apagan el cielo.
No dejan ver más que cenizas.
No respires el polvo de las viejas risas.
Por favor, no te hundas sin luchar.

No sólo corro tras lo que quiero.
No sólo alzo la voz, ya quebrada.
En serio,
no te hundas, hagas lo que hagas.


Caen, caen esos sueños felices
como antiguos muros
de una vida apagada, sin tintes
de un buen auguro.

Lo veo, lo sé.
Qué me puedes contar
que no haya vivido ya.

Por eso, confía en mi palabra.
Conozco el pozo
que a tus pies se alza,
tanto como me conoce a mí.
No dejaré que te pudras en él.
No dejaré de correr.

Hiéreme.
Mátame.
Atraviésame con mil espadas.
Pero no dejaré de tratar
de evitar tu caída del revés.
Porque aunque no me puedas amar,
nunca te dejaré de querer.

Y aunque no me quede corazón
con el que declararme.
Aunque pierda la razón,
sé que si tú estás a salvo,
nada más tendrás que darme
a cambio.

No te dejaré caer.
Tan sólo cierra los ojos.
Confía en mí por una última vez.

La tierra cede.
Nuestras vidas desaparecen
en un apagado tono gris.
Te veo ceder
y caer hacia el abismo.
La noche tira de ti.

Pero no te soltaré.
Mientras me quede un soplo de alma,
mi mano jamás podrá ceder.
Y mientras caemos,
mientras dejo de creer,
admiro tu dulce mirada.
Esa maravilla
que mi vista
jamás podrá lograr.
Pero ante el abismo no cederé.
Y, ahora, sé con creces
que siempre serás
el sueño que nunca tendré.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Mente Fuera de Servicio -Retrasos de Publicación-

Como han podido comprobar, "Cartas a una Cometa Extraviada" no ha sido publicado aún. Puedo asegurar que editado sólo está el índice (incompleto cabe añadir). ¿La razón? Bueno, digamos que no se encuentra mi mente como para ponerse a ello (unos meses de noviembre y diciembre la mar de "variados"). Siento de veras el retraso, no sólo del libro, sino de la publicación habitual; de verdad que soy incapaz de pasar a la acción lírica. Es casi como si me negara yo mismo a escribir...

Una disculpa, pues, a los lectores. Tendrá su justificación, pero no por ello esto queda zanjado. Trataré de hacer un esfuerzo, por si logro exprimir algo del caos que es mi mente ahora; mi dormitorio está en mejor estado que yo, y eso que no soy asiduo de la limpieza.

Por el momento, el blog permanece oficialmente de "vacaciones de Navidad": hasta nuevo aviso, se detiene la publicación en su totalidad. Espero que esto dure lo mínimo y necesario, y que el año nuevo (2012 sí, el año en el que NO acabará el mundo, por cierto) traiga algo decente a mi existencia; porque parece que todo se turna para derrotarme más y más. No termina un problema, para asaltarme otro automáticamente. Y, de nuevo, vuelve la noche... En fin, no molesto más con mi patética vida, que ya cada cual tiene bastante con la que le ha tocado.

Les deseo a todos unas felices fiestas y un próspero año nuevo.


domingo, 4 de diciembre de 2011

Quebrado (04-12-2011)



Viento.
Arena y ceniza.
No muy lejos del tormento.
No muy cerca de la vida.

Rompe la corriente
los antiguos moldes de papel
que antes ordenaron mi mente.
Pronto, ¿algo quedará tras tanto llover?
¿Algo quedará al amanecer?

La brisa arrastra las hojas de este libro
cuyas páginas jamás quise vivir.
Arden sus palabras de niño,
a la vez que las vuelvo a escribir.
No me atrevo a leer
por miedo a caer.

La noche se cierne sobre los caídos.
Los alza,
pero ya no son los mismos.
Como muertos sin alma,
avanzan pero sin corazón.
Porque ya no es lo mismo.

Mi mano atraviesa la tierra con estupor.
Me levanto, destrozado.
La tumba de hierro quebró.
Este caminante, cansado,
ha vuelto a la perdición.
Ha vuelto sin corazón.

La mirada de la noche
lo que queda corrompe.

Y yo, abandonado,
de tanto llover me quedé sin voz.

Con razón,
las páginas vuelan a mi alrededor.
Condenado estoy
a morir por un eterno atardecer.
Y el peso de miles de actos,
pronto me harán ceder.
Si tras el horizonte atravesar
me merezco paz,
dime qué debería ser.

Acaso fue lo debido.
Las miradas me envenenan,
mientras sigo el único camino.
Pues cargo todas las almas en pena
en esta noche de los caídos.

Esa palabra que nunca te dije.
Esa mirada que en tu espalda se perdió.
Esa sonrisa que en mi reflejo murió.
No sé cómo darte lo que mi corazón me pide.
No puedo escucharlo con tanta desolación.

Alzo la vista,
trato de alcanzar esas estrellas
que se ocultan tras la brisa.
Se desvanece, pierdo su estela.
Y mientras,
sólo avanzo
cuesta abajo.

De veras
que jamás dejaré de extender mi mano,
tratando de llegar.

Viento.
Arena y ceniza.
Me pierdo en miles de cuentos.
La moraleja no me causa una sonrisa.
El final, mejor ni lo comento.

Con razón,
las páginas vuelan a mi alrededor.
Con el rostro apagado,
retrocedo sin querer.
Los cuchillos vuelan sin sentido,
mientras cargo sus miradas,
en esta noche de los caídos.
Condenado estoy
a morir por un eterno atardecer.


Si tras el horizonte atravesar
me merezco paz,
dime qué debería ser.
Porque no lo veo ni aparecer.
Condenado estoy
a morir por un eterno atardecer.

No lo soporto.
Quiero gritar.
Desgarrar el cielo,
y romper si más
mi propio reflejo.
Romper esta hoja de cuentos,
y quebrarme de una vez.

Quiero correr,
sin esa pesada carga.
Quiero poder querer.
Lejos de este muerto sin alma,
lejos del caminante, quiero ver
que no todo o es negro
 o no es.

Ojalá todo fuera tan fácil.
Ojalá mis palabras fueran algo más que eso,
palabras que el viento
destrozará, pues es hábil
en sueños enloquecer.

Pero más allá,
sólo la noche me espera.
Aguarda mi llegada.
No me rendí,
sin más,
pero sé que nada queda
para mí.
Ni al principio ni al final.

En esta noche de los caídos,
condenado estoy
a jamás perder la esperanza.
A buscar cuando no hay un mañana.
A luchar por nada.
Sólo oscuridad
me aguarda.

En esta noche de los caídos
condenado estoy
a no dejar de caer.
Condenado estoy
a morir por un eterno atardecer.