jueves, 9 de febrero de 2012

Paradox (09-02-2012) - Especial 1000 visitas

Gracias a todos por estas 1000 visitas al blog. Espero seguir aquí mucho tiempo publicando mi obra lírica, y espero también que ustedes estén ahí, lectores. Gracias de nuevo.





Dime, espejo,
¿cuántas miradas has devuelto?
¿Cuántos mundos esconde
la simetría del reflejo?

Romper aquella sombría sonrisa
y admirar la lluvia brillante,
mientras se apaga la risa,
cuando el pasado muere, distante.

¿Qué queda de aquellos sentimientos
cuando cada instante
estás cada vez más lejos
del antaño presente incansable?

El tiempo avanza siempre con prisa,
inexplicablemente sin parar.
Los deseos de las manecillas
gobiernan la verdad.
Doce razones hay para temer al mañana.
Doce razones nos negarán violar
el principio de causalidad.

Los recuerdos son lo único que no me hace dudar,
dudar si alguna vez esa sonrisa
no fue más que un sueño.
La diferencia entre la ilusión y la realidad
parece ser sólo un pedazo de memoria.
Y mi única prueba de esta vida
se desvanece con el paso de las horas.

El tiempo devora la existencia,
que lucha por buscar su lugar.
Pero, no hay cabida para ella
entre las manecillas del reloj.

Aquellos maravillosos momentos desaparecen,
se desvanecen.
Empañados, se distorsionan,
hasta que la sombra de Chronos vence finalmente.
Porque el paso de los años nunca perdonan.

Ni toda la rabia del mundo,
detendrá el destino que el reloj depara.
De antemano, ya está marcado el rumbo.
Somos siervos de su espada,
cuyo filo corta el hilo de todas las almas.

Pretendemos controlar
el paso de lo imparable.
Llevando el tiempo a mano
sólo damos fe de lo inevitable.

No podemos sin más
fingir que las manecillas no avanzan.

Somos motas en el universo,
dudando de una vista absurda,
dudando de su cordura.
No pretendamos determinar
el azar de los versos que escribe el tiempo.

Perdidos,
armados de razón,
nos hundimos.
Doce razones hay para perderse en la ilusión.
Doce razones para temer.

Perdidos, sin querer,
entre las reglas de un mundo inhumano.
Y gobernando la paradoja,
el tiempo se nos escapa de las manos.
Porque jamás podrás evitar que llegue la hora.

Siempre nos definiremos
como el ser que no seremos,
y el ser que será,
sin llegar nunca a alcanzar un final.

Tan sólo somos el paso entre el pasado y el futuro,
entre cero y uno.
Nunca nos podemos parar a ser.
No somos más que incertidumbre,
la duda razonable después
de perder ante el paso del tiempo. 
Cada recuerdo se pierde por cada momento.

Somos nuestra propia paradoja
Pienso luego existo,
pero si dejo de pensar, ¿existo?
Y si el tiempo nunca para en una hora,
¿cuándo llegaremos a pensar y vivir?
¿Cuándo despejaremos la duda de existir?

No somos más que la duda que queda
entre las manecillas del reloj.
El tiempo nunca espera,
y sólo podemos mirar con horror
que siempre nos equivocamos.

Porque, ebrios de espanto,
tratamos de patalear.
Lucha, si quieres hacer algo,
déjate dominar por el pánico.
Arranca las manecillas y verás
doces razones en el infinito.
Porque siempre habrá tiempo,
sin embargo, ¿existo?









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