lunes, 23 de abril de 2012

Existencialismo Cuántico (23-04-2012)



Nuestra realidad, esa carcasa endeble,
simple espejo de un mundo que se nos escapa.
La locura tiende los hilos a sus anchas,
mientras perdemos el significado de cada palabra.
Mientras se derriten en nuestra mente.

No saber si somos meros artífices del destino.
No saber si, simplemente, existo.
Si existen estos sentimientos que me nublan.
Si acaso miro atrás, y fuiste real.

Viajo sin moverme,
inmóvil en mi realidad.
Tiendo a infinito
en miles de pensamientos inertes.
¿Y para qué? Me pierdo igualmente.
Entre las miles de posibilidades,
no se distinguir el azar.

Perdido entre el limbo,
como el gato de Schrödinger.
Sin saber si vivo o muero,
rezando para que no se abra la caja.
Siempre las miradas se pierden en la nada,
y tras ellas, la respuesta,
que se pierde en otro universo.
Y sin embargo, me siento superpuesto.

Con incertidumbre,
se tiende el paso al futuro.
Y no sé dónde situarme ahora.
No sé si quiero determinarme,
bajo una caricia engañosa.
Dejar de ser fluctuante.

El calor que emana del pasado
es frío y virtual.
Espejismos de vida,
ni sombras de cenizas.
Esos ecos que no quieren parar
de decirme todas las posibilidades perdidas.
Porque siempre me quedo en el universo equivocado.

Me atormenta el polvo fantasma
de las miles de posibilidades.
Te veo en mis recuerdos,
pálida, irreal, distante.
Te veo en mis recuerdos,
mientras los parto a la mitad.
Porque en el fondo, nunca debió pasar.

No me evadas, Estrella Polar,
ya no puedes marcarme el norte.
No puedo evitar
preguntarme por el horrible quizás.
Ojalá nunca hubiera soñado,
así no tendría que recordarte más.

Dime, sinceramente.
No tiene sentido buscar,
¿acaso no es mejor perderse
entre las burlas de la irracionalidad?
¿Entre aquel brillo macabro
que parece rodearnos?

No respondas, pues no sirve de nada ceder.
Irracional o racional,
es humano enfrentarse al orden matemático.
Anhelar lo utópicamente imposible
es tan necesario como respirar.
Porque el ser humano está condenado a soñar.

Por eso lucho de espaldas
a la antítesis reafirmada.
Un enfrentamiento desigual,
sin favorables apuestas.
Irracional o racional,
debo continuar por cada gota de tristeza.
Para que mil errores hayan valido algo la pena.

Mil peldaños nos separan,
bajo la fría ciudadela.
Las cadenas del supuesto destino,
solamente son una parte del azar.

No respondas, púdrete en la memoria,
frío fragmento virtual.
Apágate con el ocaso,
y levanta el vuelo, cual cometa extraviada,
para no regresar.
No respondas, dame la espalda.
Irracional o racional,
actuamos por amor a una ilusión.
Irracional o no,
quiero borrar el desgastado eco
de tus pasos y los míos.
Por favor, dame la espalda.
Nunca respondas.

Y tras la búsqueda de un destello de plata,
irracional o racional,
el ser humano está condenado a soñar.













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