miércoles, 27 de junio de 2012

Cerrado Brevemente por Vacaciones

Por razones dispares, cada cual deseaba la llegada de las vacaciones de verano, época de relax, como pausa entre la rutina, el estrés, y en mi caso, un año variado. Quisiera tomarme una breve temporada sabática, literariamente hablando, para refrescar la mente, y de paso, poder al fin publicar algo acerca del proyecto literario Deus Ex Machina y A Tale of Ashes.

Así pues, hasta finales del mes de julio, no habrá publicaciones de ningún tipo en este blog ni el twitter del mismo. A partir de dicha fecha, y a lo largo del mes de agosto, la publicación será la habitual, y se centrará en los proyectos citados.

Espero que pasen unas apacibles y relajantes vacaciones de verano. Un saludo desde Viaje en Verso.

domingo, 10 de junio de 2012

Dama de mis Dulces Sueños (10-06-2012)



Siempre he odiado las esperas.
Tu turno aguardar
para poder conseguir aquella sonrisa sincera.
Llorar de felicidad al apreciar que es real.

Los sueños se cumplen al azar,
con capricho inmaduro.
Odio esperar a que el mundo
decida qué hacer sin más.
No tengo una vida entera
para poder aguardar la eternidad.

Quiero poder tomar las riendas
de los hilos del maldito destino.
Quiero murmurar al oído
esos versos que siempre me suelo inventar.
Quiero no arrepentirme una vez haya vivido,
estar orgulloso al fin de mi reflejo.

Por qué esperar impacientemente
a que por fin caiga del cielo.
No tengo tiempo para juegos.
No tengo más que un suspiro realmente
para poder apreciar el sabor del firmamento.
Llenar de flores mi mente.
Poder devolver un “te quiero”.

Odio esperar y anhelar.
Porque no quiero contentarme tan sólo con imaginar.
Fuera de la trampa del ensueño,
en la cromática realidad,
ahí es donde habitan los dulces sueños,
entre las nubes y el suelo.

Te haré tangible, te haré real.
Despertaré una mañana,
y como si hubiera vuelto al sueño,
retornaré a la felicidad que se mece entre tus dedos.
Al fin seré yo mismo, tras tu mirada.

Te haré real, bella dama,
no aguardaré jamás
al devenir que nunca se decide a cambiar.
Como la más bella melodía,
serás las notas que me harán llorar de felicidad.
Y yo, impaciente de aguardar,
te haré real.

Los sueños se cumplen al azar,
con capricho inmaduro.
Odio esperar a que el mundo
decida qué hacer sin más.
No esperaré, tan sólo pienso correr
tras el veloz firmamento.
Quiero teñir de colores el amanecer,
y entre tus labios color cielo,
te haré real,
dama de mis dulces sueños.

sábado, 2 de junio de 2012

Sentimientos Incomprendidos de Soledad (02-06-2012)



Permanezco inmóvil, con todos los cabos sueltos,
petrificado ante el horror.
Alzo a través del tiempo
la mirada más desesperada.
Soy incapaz de poder distinguir algún color.

Inútil,
así me siento,
como si estuviera siempre obligado a errar.
A veces me pregunto si me lo merezco.
A veces simplemente no me sé contestar.

No creo en el destino,
pero es demasiada casualidad.
Es demasiado irónico
como se encadenan los hechos,
hasta la más melancólica fatalidad.

Y ahí apareces, bajo el oscuro velo,
plateado recuerdo desgarrador.
Cada palabra, cada mirada,
me quiebra con horror.
Y aún me atormentas en sueños

Sé que esto no es más
que el típico soneto desgarrador,
una estúpida alegoría sin sentido,
el típico soneto de amor afligido.
Y sin embargo, no lo entiendo.
No lo entiendo,
porque no te echo de menos.

Es un dolor de causa ausente,
puñaladas por una ilusión orquestadas.
Y mientras aún padezco los pasados sentimientos,
mantengo a ultranza
el abismo que entre nosotros se alza.

Pero no entiendo
por qué sigo precipitándome al averno.
Continúo ciego de vida, daltónico de alegría,
y entre la ausencia y el recuerdo,
me hundo en la soledad de la monotonía.
Sin embargo, no te echo de menos.

Las piedras del camino
se clavan más los días nublados.
Y entre las noches sin firmamento,
me pregunto, y no contesto.
No puedo continuar con los pies descalzos.

Y con el destino,
muere la nostalgia.
Nunca lo he entendido,
pero sé que no puedo echar de menos
a una auténtica pesadilla.
Los sentimientos jamás llegan a nada,
y al final, en la nueva mañana,
me amargo en la monotonía.
Otro nuevo día, más soledad.

Sé que no es más
que el típico soneto de desamor.
Pero me vuelvo a preguntar,
¿por qué me duele tanto el corazón?

Y aquí, permanezco de pié, solo,
impasible ante las lágrimas
que recorren mi rostro.
Ya no soy capaz de seguir en su cacería
al devenir.
Con la última caricia, el recuerdo se difumina,
y tan sólo queda ese amargado sentir.
Y seguirás siempre tornando mis sueños
en pesadillas, querida.
Y sin embargo, no lo entiendo.
Porque no puedo echarte de menos.
Sinceramente, no lo entiendo.