viernes, 27 de julio de 2012

Conclusiones

Necesito algo que me diga que, verdaderamente, he hecho lo correcto. No creo en los milagros, pero creo que no me negaría a uno en estos momentos. Porque en contra de todos mis esfuerzos, cuando miro atrás, sigues ahí, plantada, persiguiéndome, día y noche, desde aquel frío invierno.

Pensaba que haciendo lo que debía, acabando con todos los cabos sueltos, podría hacerte desaparecer de mi sombra. Pensaba que podría pasar página, despedazar esa montaña de recuerdos dolorosos, arrancarme del pecho esa daga afilada... en fin, mil metáforas. Y sin embargo, sigues ahí, tanto tiempo después...

 ¿Por qué?

Deber. Dejar todo atrás había sido mi deber. Fue doloroso, es doloroso, pero no me importa. En el fondo, puede que me lo merezca. Y aún a día de hoy, cuando me distancio hasta el infinito de ti, sigo desangrándome como aquel día... bueno, en verdad desde mucho antes.

¿Por qué?

Quizás odio ser el único que sepa lo que realmente ocurrió ese día en el que todo terminó. Quizás... prefiero no pensar en lo qué pudo o no ser, en el quizás. La única certeza es que, bajo las apariencias, me siento tan perdido...

¿Por qué?

A escasos pasos, te veo y estiro mi mano. Y mi mirada sólo se encuentra con la culpa, y tu habitual forma de ser.... Bah, ya da lo mismo, es tan tarde. No hay marcha atrás a mi decisión, al deber, ¿o sí? Demasiadas dudas. Desde aquí, no puedo asegurar que haya tomado la decisión correcta. Entre nostalgia, melancolía, soledad... ¿por qué sigues ahí?

Quizás porque en el final, sigo sin saber si decirte vete o no.


2 comentarios: