miércoles, 17 de octubre de 2012

Carcasa de Metal (17-10-2012)



Con cada crujir,
las manecillas chillan desgastadas.
Corren las ruedas, hasta que no pueden seguir.
El sistema determinado no puede continuar la balada.

Pesado,
se resiste a volver a andar.
Liviano,
Vuela con alas de metal y alquitrán.
Aun estirando la mano,
el límite predice que nunca la alcanzará.

Pobre, pobre carcasa de metal y latón,
nunca podrás limpiar todo el óxido
que acumula tu corazón.
Pobre, ni suspiros, ni lloros.
Las lágrimas sólo alimentarán la corrupción.

Las miles de ruedas giran,
al son de un reloj cansado.
Tic, tac, como noche y día,
turnándose para continuar la ironía.
A veces rendirse no suena tan descabellado.

Con cada paso,
cada manecilla sucumbe sin más.
El sistema cae destartalado.
Ahora, ¿qué hará?

Pobre, pobre carcasa vacía,
endeble intento por vivir.
Los sueños son tu batería,
pero te preguntas por qué vuelan lejos de ti.
Pobre, pobre carcasa solitaria,
nadie sabrá qué oculta tu piel metálica.
Pero te preguntas por qué vuela tan lejos de ti.

Colapsa en un punto indefinido,
fuera de todo intervalo.
Por inercia acaba siempre varado
en la misma playa de arena y granito,
frío e inerte páramo desolado.

¿Acaso eso es miedo?
¿Acaso eso es soledad?
Hasta el metal siente la ausencia.
Hasta un muerto puede echar de menos,
hasta que se hunda en la recurrencia.
Pobre, pobre hombre de metal.
¿Acaso no puedes llorar?

Y todo cae a pedazos,
como un reloj calibrado para estallar.
Ya nada queda de ese sistema determinado,
y sin embargo, preguntas sin parar,
“¿qué tiene tanta gracia, Laplace?”

Pobre, pobre carcasa de metal y latón,
nunca podrás limpiar todo el óxido
que acumula tu corazón.
Pobre, ni suspiros, ni lloros.
Las lágrimas sólo alimentarán la corrupción.
Pobre, pobre hombre de metal.





1 comentario:

  1. ¡Qué emotivo! Primera lectura de tu blog y ya quiero más, seguro que me sigues sorprendiendo con tu manera de escribir.

    Un saludo.

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