aguardando entre la ironía y el
resfriado común,
las horas pasan con pereza.
El pasillo devuelve una melodía,
un mal chiste sin razón.
Y como siempre, me conformo con cantar
a una pared.
Ojalá al menos me diera su opinión.
Todo aquí termina sin más,
entregando un regalo por error.
Ni pena, ni depresión.
Esto es sólo otra poesía vacía sin
intención.
¿Qué más dará?
El rubí brilla para quien primero lo
cogió.
Y ahí sigo aguardando,
en una sala gris, llena de gente como
yo.
El suelo tiembla, las paredes acaban
hablando.
Nada tiene sentido, pero, ¿sin razón?
Bah, ¿qué más da?
Todo termina siempre aquí,
dedicando una canción por error.
Imaginando un mundo en el que nunca
estoy.
Aguardando en una sala de espera
infinita.
Un mal chiste siempre termina sin
sonrisas,
y este poeta se cansó de repetirse por
un rubí
al que canté por error.