miércoles, 12 de diciembre de 2012

Llama de Mitril y Sueños (12-12-2012)




Los suspiros aterrizan sobre el suelo,
cargados y agotados,
como si cada palmo fuese un camino al cielo.
Paciente, reposando,
dejo caer el peso de mil historias.

Delante de mí,
brillando como la sombra de aquellos días,
el filo que arrastra mi carga sin fin.
Las historias cogen polvo, amontonadas,
y al igual que los libros, tras el final
se quedan sin palabras.
Delante de mí,
viejo amigo, antaño cantar de mis gestas,
poco a poco se apaga.

Aún llego a vislumbrar
aquellas risas que casi he llegado a olvidar.
Aún llego a vislumbrar
un mundo que ya se ha perdido.
Donde llovía diferente.
Donde sonreías diferente.
Donde el horizonte no existía.
Qué tiempos tan bellos han huido.

Y ahí permanece,
brillando ante mí,
difusa llama de mitril.
Aún afilada, aún paciente,
aún quiere volar entre el gris
y toda la gama de tonalidades.
Más allá del cielo.
Más allá de todo destino.

Cuántas historias contaría tu filo,
cuántas has vivido en mi mano.
Quizás ahora seas una difusa y apagada hoja,
pero hubo un día que tu brillo
destellaba un sueño.

Ah, viejo amigo,
cuántos años habrán pasado.
Las nubes no lucen como antaño,
nada parece haber permanecido.
Viejo amigo, qué tiempos tan bellos han huido.

Mil aventuras,
mil ilusiones,
mil fogatas bajo el mar centelleante.
Millones de constelaciones
que ahora no brillan igual.
¿A dónde se fueron los colores de los sueños?

Quizás, la hora ya ha pasado.
Quizás, la edad de las leyendas se esfumó.
Quizás, ya no quede sitio para la ilusión.
Quizás…
O quizás no.

Finalmente,
otro suspiro, y sonrío.
Si los tiempos tan bellos han huido,
habrá que volverlos a encontrar.
Puede que haya pasado tiempo,
puede que haya heridas que sanar,
historias que contar,
mil sueños rotos que reparar.
Puede que sí,
pero nada, nada podrá quebrar mi ilusión.
Nunca podrán quitarme las ganas de volar.
Y si no sé a dónde se fueron los colores del cielo,
los tendré que pintar de nuevo.

Así, viejo amigo,
llama de mitril y sueños,
nunca, nunca te podrás apagar.



miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mayeútica Demente



-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Adelante.

-¿Cómo definirías el concepto de realidad y el concepto de ilusión?

-Bueno, la realidad es la composición de lo real, y la ilusión, de lo que no lo es.

-Entonces la pregunta sólo se traslada, ¿qué es lo real y qué no lo es?

-Generalmente, se presupone mediante el hábito y la empiria dicha distinción, ¿es correcto?

-Cierto, pero de ese modo, en última instancia, sigue generándose un problema aparentemente irresoluble.

-Explícate.

-El mundo se expresa ante nosostros como percepciones del mismo, es decir, como imágenes mentales que formamos y agrupamos hasta crear nuestra versión del mundo. Por lo que nunca 'vemos' la realidad, el mundo tal y como es, sino lo que pensamos que debería ser, en función al sumatorio de dichas imágenes, ¿hasta aquí todo correcto?

-Ciertamente, 'vemos' con la mente.

-Así es. Por otro lado, la ilusión, al fin y al cabo, es imaginación que simula ser realidad, en confusión. Y la imaginación forma parte del mar de ideas y subconsciente que forma la mente. ¿Cierto?

-Efectivamente.

-Por lo tanto, podemos afirmar que la percepción de la realidad y la imaginación acontecen en el mismo 'lugar', la mente, porque ambos son ideas a fin de cuentas. Si partimos de eso, sabiendo que ambos son ideas, ¿no podría darse el caso que en nuestra mente confundiéramos los conceptos y señalemos como real la imaginación, y como imaginación la realidad?

-Cierto es.

-Pero entonces, podríamos estar viviendo ahora en ilusión sin llegar nunca a saberlo. ¿Quién puede argumentar que el sueño tan plácido que tuve anoche no fuese real, y esta conversación una distorsión de mi mente? ¿Quién puede argumentar que todo lo que tomamos como empiria no es más que pensamientos ideados en mi mente, o en la tuya, o la de un demente? ¿Cómo saber si es pensamiento que parece real, o que quieres que lo sea, o hechos y verdades? Creo que nunca podremos determinar eso.

-Esa afirmación es cierta: nunca podremos saber en qué mundo vivimos, si en el real o en que nuestra mente quiere que veamos. Sin embargo, ¿quién dice que no podamos intentarlo?

-¿Cómo podríamos hacer eso?

-Todo es pensamiento e ideas, percibir e imaginar. Ante un hecho, nunca sabremos verdaderamente si percibimos adecuadamente o si hemos imaginado parte o la totalidad de lo sucedido. Pero, hasta cierto punto, el pensamiento es consciente, salvo los susurros ocultos del subconsciente. Así, si acallamos la parte consciente del pensar, estaremos lo más cerca posible de lo que realmente estamos viviendo; sin imaginación, sin deseos, sin 'quizás'. Cuando dejes de imaginar, estarás lo más cerca posible de vivir la realidad tal y cómo es, sin vivir confundido por tus sueños y tus aspiraciones frustradas, que nutren la maquinaria de la imaginación, hundiéndote en la ilusión...

Pero bueno, esto es sólo mi opinión, ni siquiera sabré si esta idea es real o sólo la he imaginado, ¿verdad?

-Ni que todo esto fuera tan sólo producto de la mente de un demente...

domingo, 2 de diciembre de 2012