viernes, 25 de enero de 2013

No me gusta soñar

Tengo sueño. Son las 2 de la madrugada, y tengo mucho sueño. ¿Qué por qué estoy en el blog en vez de en la cama, durmiendo plácidamente en mi cama? Ey, buena pregunta. "¿Quizás no quieras dormir?" Ey, buena respuesta.

Estar descansado es una de las mejores sensaciones del mundo. Dormir aporta beneficios necesarios a nuestro organismo, y nos permite funcionar adecuadamente al amanecer. Y sin embargo... no me gusta dormir. Así es, lo confieso; sí, suena tan estúpido como realmente es, pero la verdad sea dicha. La siguiente pregunta sería "¿De dónde demonios has sacado semejante estupidez, Samuel?". Oye, que a mi no me parece tan estúpido. "¿Te estás oyendo?". No discutamos precisamente ahora, estamos en mitad de un soliloquio reflexivo en mi blog...

Como iba diciendo, no me gusta dormir, así de simple.
¿Qué por qué? Aún más simple.
No me gusta soñar.

Y sin embargo, todos los días retorno al catre, me refugio en sus sábanas, y cierro los ojos.  Y sin embargo, ocurrirá y no podré evitarlo. Y cuando despierte, habrá amanecido, y yo me habré perdido un poco más.

"Entonces, ¿cómo no te puede no gustar soñar, con lo hermoso que puede llegar a ser?"

Por eso mismo.
Prefiero tener sueño, que tener uno.

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