domingo, 26 de febrero de 2012

Media Sonrisa de Ironía y Locura (26-02-2012)


Aquellas sombras,
ocultas lejos de la claridad,
se aproximan sin demora.
Ha llegado la hora de la cruda verdad.

Me asfixia esta prisión
de rejas mentales.
Me destroza el eco
de recuerdos casi virtuales.
Purgar esta desolación,
y dejar arder mi corazón.
¿Por qué siempre fue demasiado tarde?

Guiado por un mapa sin sentido,
perdido dentro de una pecera.
Las manchas distorsionadas,
de cerca,
parece que valgan la pena.
Qué vana ilusión.

Como obra del surrealismo,
las marionetas cobran vida.
Escenas del infierno mismo
se orquestan desde las risas
de un maniaco sin corazón.

Perdido en la razón,
perdido en el corazón.
Las cenizas buscan lo que no ardió,
mientras lamento haber abierto
la caja de mis sentimientos.

Cubista a la vez que expresionista,
todo se abalanza sin sentido.
¡Pero cuánta ironía!
La sinfonía nunca acaba,
mientras me derrumbo en lo que pudo haber sido.
¡Pero cuánta ironía!
Explosiones de terror
que inundan lo poco ya real.
¡Pero cuánta ironía!
Una copa por cuánto amor sin alcanzar.
Una daga por cada centímetro de corazón
¡Pero cuánta ironía!
El telón cae desgarrado,
mientras la función tiende a la locura.
¡Pero cuánta ironía!
¿Y qué se supone que hago?
Reír como no lo he hecho nunca.
¡Pero cuánta ironía!
Una risa irracional,
carente de felicidad.
Cuánta ironía, cuánta locura.

Lloro lágrimas de vacío.
Grito un silencio desgarrador.
Muero por cada segundo vivido.
Y mientras lucho contra el olvido,
me pierdo, átomo por átomo.
Sólo persiste esa maniaca sonrisa.
Río porque no sé llorar.

Vuela, golondrina.
Sé libre, sé feliz.
Tienes derecho a una gran vida.
Y no te preocupes por mí.
Nadie llora por una carcasa vacía.

Por favor, vuela.
Quisiera que te quedaras,
pero eres libre de romper lo que quieras.

Vuela, golondrina,
súmate al bello atardecer.
Vuela, sin mirar atrás.
A tus espaldas sólo te espera oscuridad,
y aún más atrás,
mi media sonrisa irracional.

Cuánta locura,
pues la luz al final del túnel
no es más que una ilusión.
Las paredes menguan,
las sombras sobre mí se ciernan.
No hay salvación.
No hay salvación
para una carcasa vacía.

Cuánta ironía,
pues el infierno ya me da risa.
¿Crees que exagero?
Tan sólo sigue el rastro de sangre
que ha dejado como reguero
el espacio que solía llamar corazón.
Una habitación antaño cristalina,
que ahora yace marcada de rojo.

Siempre fue demasiado tarde.
Escrito en la pared,
en medio de la escena de ironía.
Tanto tiempo, ¿para qué?
Ya no tengo con que amarte.

Lloro lágrimas de vacío.
Grito un silencio desgarrador.
Muero por cada segundo vivido.
Y mientras lucho contra el olvido,
pierdo lo poco que quedaba de mente.
Sólo persiste esa maniaca sonrisa.
Y río porque,
simplemente,
no sé llorar.












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