Necesito algo que me diga que, verdaderamente, he hecho lo correcto. No creo en los milagros, pero creo que no me negaría a uno en estos momentos. Porque en contra de todos mis esfuerzos, cuando miro atrás, sigues ahí, plantada, persiguiéndome, día y noche, desde aquel frío invierno.
Pensaba que haciendo lo que debía, acabando con todos los cabos sueltos, podría hacerte desaparecer de mi sombra. Pensaba que podría pasar página, despedazar esa montaña de recuerdos dolorosos, arrancarme del pecho esa daga afilada... en fin, mil metáforas. Y sin embargo, sigues ahí, tanto tiempo después...
¿Por qué?
Deber. Dejar todo atrás había sido mi deber. Fue doloroso, es doloroso, pero no me importa. En el fondo, puede que me lo merezca. Y aún a día de hoy, cuando me distancio hasta el infinito de ti, sigo desangrándome como aquel día... bueno, en verdad desde mucho antes.
¿Por qué?
Quizás odio ser el único que sepa lo que realmente ocurrió ese día en el que todo terminó. Quizás... prefiero no pensar en lo qué pudo o no ser, en el quizás. La única certeza es que, bajo las apariencias, me siento tan perdido...
¿Por qué?
A escasos pasos, te veo y estiro mi mano. Y mi mirada sólo se encuentra con la culpa, y tu habitual forma de ser.... Bah, ya da lo mismo, es tan tarde. No hay marcha atrás a mi decisión, al deber, ¿o sí? Demasiadas dudas. Desde aquí, no puedo asegurar que haya tomado la decisión correcta. Entre nostalgia, melancolía, soledad... ¿por qué sigues ahí?
Quizás porque en el final, sigo sin saber si decirte vete o no.
Poesía y prosa, ¿se necesita algo más para leer? No seas vago,y sumérgete en el universo de la imaginación ajena... y de paso entra en este blog. Todo lo publicado aquí es 100% original de un servidor. Que disfruten...
viernes, 27 de julio de 2012
Esa ocación en la que cierta canción aparece en el momento adecuado
Now... you're just somebody that I used to know
lunes, 23 de julio de 2012
24 de Noviembre (23-07-2012)
Mece el viento los últimos instantes,
mientras se deshace todo alrededor.
Entre un eco distante,
en tu mirada y en la mía, todo acabó
Lo que una vez fueron recuerdos se
retuercen,
como vidrio en llamas.
Se funden irremediablemente,
volviéndose nada.
Para cuando despierte,
no me pertenecerán más.
Porque ya no cargaré el peso de mi
culpa,
amontonada por miedo a la soledad.
Ya no me levantaré podrido por la duda,
porque no caben más palabras en este gris
final.
El viento ahora acaricia de manera
diferente.
Poco a poco, las piezas de la vieja
armadura caen,
oxidadas, exhaustas de una batalla
inexistente.
Ahora cenizas, la vieja coraza descansa
fuera de mi mente.
El sol se despierta en lo alto,
sus rayos ahora bañan mi esperanza.
Con el último recuerdo,
se marcha la sombra de una noche sin
alma.
Aún rodeado de oscuridad,
ya no le temo al tiempo.
No me importa tener que volverme a
levantar.
El pesar ha desaparecido,
desgastado como una ilusión.
Veo tu fantasma, deambulando sin
sentido,
perdido en un pasado sin rumbo.
Buscando a un ser que ya no existe.
Y en el final,
te limitaste a observar en la lejanía,
esperando el milagro que no se iba a
obrar
Tropezando dos veces con la misma
piedra,
volviste a quedarte mirando cómo me
acababa por marchar.
Escrito por sangre y lágrimas,
esgrimo estas últimas páginas.
Este capítulo al fin cierra,
y ni tu mirada más plateada y gélida
lo puede remediar ya.
El epílogo fue escrito
porque no supiste mi mano parar.
Y así por fin el pasado deja en paz a
mi mente,
porque la brisa se ha llevado sin
retorno
las cenizas del 24 de noviembre.
domingo, 15 de julio de 2012
La Sinfonía del Túnel (15-07-2012)
Me
he quedado sin palabras.
Escribo
otro verso,
sumamente
repetitivo.
Me
he quedado sin alma,
fragmentada
en el infinito
de
los recuerdos de un extraño.
No consigo
escribir nada coherente.
Borro
y borro los versos,
una
y otra vez.
Miles
de ideas perturban mi mente,
pero
no soy capaz de plasmarlas bien.
Un
continuo malestar,
la
sensación de que algo no marcha como debiera ser.
Mientras
quiero estallar,
en
el fondo, me siento atado,
encadenado
a los errores de un casi ajeno pasado.
Aquí
no hay sabios que te guíen fuera de la caverna,
no
hay imperativo que puedas categorizar.
En
lo más oscuro del túnel,
la
luz no puede llegar.
Destrozado,
sobre las vías del viejo tren,
no
permitía falsas esperanzas,
mientras
reluce una coraza de hierro oxidada.
“Destino,
¡no me hagas reír!
Ni
tus cadenas pueden a la vida devolverme”
Y
sientía el curioso deber
de dejar
quebrar mi espada.
¿Lo
ves?
No
hay coherencia.
Divago
sin sentido,
ebrio
de locura,
amargas
cenizas de pena.
Preguntas
sin respuestas.
Sólo
respuestas inventadas
a preguntas
nunca formuladas.
Convertido
en cenizas,
el
frío suelo no parece estar tan mal.
¿Lo
ves?
Ya
no soy el hombre que vivió mis recuerdos.
Versos
sin sentido se acumulan,
por
intentar hablar sin saber mi lugar.
Lejanos,
ya no me pertenecen.
Lejanos,
perecen.
Sin
lugar a duda.
En el
eco del túnel se han perdido mis palabras.
Bajo
el cobre, divago solitario,
ebrio
de locura.
Reluce
una coraza de hierro oxidada,
que
oculta, sin sentido,
los
restos del olvido.
Y
del pasado, sólo queda esa triste sinfonía.
Pobres
cenizas de amargura
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