miércoles, 30 de mayo de 2012

Pequeña Luciérnaga (30-05-2012)




¿Dónde te hallas, pequeña luciérnaga,
llama del más romántico atardecer?
¿Por qué ocultas tu mirada?
¿Por qué?

La más bella de las praderas,
dime dónde escondes tus caricias.
Tu silueta, esquiva,
resalta entre las gotas de la rivera.
Y ni las nubes la pueden oscurecer.

Dime qué distancia nos separa.
Dime, y saltaré el infinito.
Dime, y evadiré al egoísta destino.
Dime, y te haré realidad.

Lucero de plata,
libre como el amanecer.
Sal de mis sueños,
de mi perdida mente,
y ordena a esta alma descarriada.

Sé que es un sueño,
pero quiero hacerlo real.
Sé que aún estoy lejos,
pero algún día te podré apreciar,
dama de los cielos.

Viviendo 
te haré bajar,
y si estiro mucho las manos,
quizás alcance al firmamento.
Así, tu destello al fin sostendré,
pequeña luciérnaga,
llama del más romántico amanecer.

sábado, 26 de mayo de 2012

Dedicatoria Ausente (26-05-2012)



Nunca sabré
si entre el infinito oirás estas palabras.
Pero igualmente, grito al ceder.
Grito mudo ante la oscuridad destartalada.

Nunca sabré
qué ocultaron tus caricias amargas.
Pienso igualmente en el quizás,
que me consume con frialdad.
Cuánta duda puede albergar el alma.
Cuánta, antes de dejarse vencer.

Nunca sabré
qué pude realmente hacer.
Impotentes ante el destino
se muestran mis desgastadas manos,
impotentes ante el infinito.

Nunca sabré
absolutamente nada,
la última palabra murió en mi garganta.
Como crónica de una anunciada muerte,
de la tumba, el sueño tornó en pesadilla.

El frío de la soledad
corroe todas las esquinas.
Cada sombra del pasado,
un fardo más a mi espalda.
Y todo su peso me acabará por matar.

Ha perecido la suerte
bajo una telaraña de ironías.
Y ahí queda, sin vida,
mi devastada mente.
Un inmenso yermo nuclear.

Nunca sabré, nunca,
el secreto tras las miles de dudas.
Nunca sabré, nunca,
qué hubo de verdad en esta locura.

Nunca sabré
por qué tanto dolor no desaparece.
Por qué la herida perdura.
Quizás nunca pueda desaparecer de mi mente.
Quizás este sea el castigo que mis actos merecen.
Pero cierto es
que mil puñaladas al corazón
cura no tienen.

Nunca sabré
si entre el infinito oirás estas palabras.
Nunca sabré
si alguna vez no recordaré al alba.
Y por mucho que lo pueda intentar,
nunca lograré esa mirada gris cristal
poder de nuevo mirar.

Nada, nunca.





lunes, 21 de mayo de 2012

Las Páginas no tienen la Respuesta (21-05-2012)



Las pesadas páginas del libro transcurren,
suave y lentamente.
Como un río, las palabras discurren
desde mis lejanos recuerdos,
desde lo más profundo de mi cansada mente.

Ni extenso ni interminable,
este libro aún no ha empezado,
y ya parece ocupar mil pasados.
Paso cada página, cada detalle.
Cada letra es una historia de tiempos lejanos.

Destellos, fugaces y retardados,
surcan mi firmamento.
Instantes casi empañados.
Al tacto, cálidos y melancólicos,
color cielo atardecer.
Instantes pasados
decoran las paredes sin un orden lógico.

Y siento nostalgia de ese antiguo ser,
como una pequeña discordia pasajera.
Entristece el paso de una vida perecedera,
pero sólo si la miras al revés.

Siento nostalgia, pero no pena.
Siento nostalgia, sin dolor.
Siento nostalgia, pero no quiero que vuelvan
los tiempos que una vez fueran.
La vida está bien sin dejar de correr.

Páginas y páginas de instantáneas,
fotografías mentales sin revelar.
Repaso cada vida, cada historieta,
cada cuento que terminó por acabar.
Y sólo puedo sonreír con alegría.
Siento nostalgia, sí,
pero al menos me queda algo que recordar.

Y en el paso de los capítulos,
puedo reparar cómo las cosas cambian.
Sonrisas que se difuminan,
rostros que se apagan,
esa lágrima que nunca pude derramar.
Pero atado al devenir, esas nuevas alegrías,
bajo un horizonte que siempre avanza,
preguntándome qué sonrisas me faltan aún por apreciar.

El futuro entraña riesgos e incógnitas,
un auténtico indeterminado.
Y sin embargo,
no puedo más que mostrarme fascinado.
Porque todo está sujeto a cambio.
Lo bueno y lo malo.

Bajo un reloj sin manecillas,
a uno no le hace falta preocuparse por el tiempo.
Incontables páginas tiritan,
mientras a la nostalgia encierro
entre los recuerdos del ayer.
La siento, pero no la quiero.

Siento nostalgia, sí,
pero todo está sujeto a cambio.
En el devenir, errático,
nunca volveré a suplicar un por qué.

Y nunca encontraré una respuesta
en lo que pudo ser.
En lo que estrepitosamente fue.
Nunca encontraré la respuesta
en este viejo libro de recuerdos del pasado.
Si lo miras o no al revés,
en el fondo tampoco me queda claro.
Qué respuesta busco
a la pregunta que nunca formule bien.
Pero aún sin postulados,
con el tiempo seguro que la encontraré.





lunes, 7 de mayo de 2012

Detalles en el Cuadro del Cielo (07-05-2012)


Siempre quedan esos ínfimos detalles.
Puntos de un cuadro sin pintar.
Claros en el bosque del lejano valle.

Tonos grises inundan el cristal,
entre mi mirada y mi reflejo.
Siempre quedan preguntas sin respuesta,
palabras nunca resueltas.
Siempre le das las mismas vueltas,
mientras el problema nunca se termina de zanjar.

Se convierte en rutina la rutina,
y el cielo parece aburrirse igual.
Pasa el tiempo, y no pasa,
como si nadie se cansara de ver las mismas sonrisas.
Como si el futuro se hubiera disuelto.

Ando hoy y lo haré mañana,
bajo el mismo tono gastado.
Torna la luz del sol en gris,
y como si nada,
nada ha pasado.

¿Dónde está aquel bello matiz,
ese detalle expresionista
que resalta entre la monotonía?
Algo que reescriba lo que una vez sentí.
Algo ínfimo, un simple destello
entre las miles de gotas de lluvia gris.
Algo realmente bello.

Ando hoy como mañana,
por el mismo camino que ayer.
Mientras las nubes gotean,
bajo el paraguas, pienso.
Entre ideas y remordimientos,
busco aquello que no aprecio a ver,
descifrando la manera
de hallar entre las miles de estrellas.

Amaina, y el cielo se despeja.
Se detiene el tiempo.
Reparo así en el escueto reflejo
de mi mirada entre el agua de lluvia.
Y aquel doble del charco se hace las mismas preguntas.

¿Y dónde se halla aquel ínfimo detalle,
un cuadro dentro de una pincelada?
¿Dónde puedo encontrar entre este desastre
los colores con los que pintar mi mirada?

Devuélveme la palabra, reflejo,
y dime si tras la simetría,
alcanzas a apreciar alguna diferencia.
Una pista, un simple destello,
algo que tiñe el gris del cielo.

Porque debe de existir un detalle
que empañe de color la monotonía.
Y aunque no me respondas, reflejo,
seguiré buscando sin desanimarme.
Por un simple atisbo de color, viviría.

El instante surrealista terminó,
y la realidad regresó, rauda,
a la par del tiempo, que arrastra de nuevo al viento.
Ondas deforman mi imagen en el agua,
y sin más, me fijo en el horizonte.
Así, sin norte,
me lo vuelvo a preguntar.
Una vez, otra y otra más.

Porque siempre quedan esos ínfimos detalles.
Puntos de un cuadro sin pintar.
Claros en el bosque del lejano valle.
Auténticos desacuerdos con el tono gris-monotonía,
que devuelvan al cielo su amor.
Y sigo preguntándole a la lejanía
dónde estará ese bello color.