viernes, 24 de agosto de 2012

La Paradoja del Presente

El tiempo crea todo tipo de paradojas.
Para empezar, podemos utilizarlo para demostrar que nada es real.

1. El pasado está tan muerto como los que ya no viven, no siendo más real que nuestros sueños.
2. El futuro no ha sucedido aún, por lo que el devenir es, de nuevo, imaginación.

Entonces, todo lo que es real es, simplemente, el segmento infinitesimal de tiempo que se encuentra entre el pasado y el futuro, cuyo valor, obviamente, es cero, ya que como el tiempo no se detiene, el valor de dicho segmento es nulo. Así pues, el tiempo es real, pero nada más aparentemente lo es. Interesante, ¿no te parece?

viernes, 17 de agosto de 2012

Discutiendo Solo (17-08-2012)




¿Escucharás algún día, amigo?
No busquen en tu caja torácica consejo.
¿Qué pretendes encerrándote en un sueño?
Siempre te lo repito.
Siempre me lo repito.

Vivir implica muchas cosas,
ya creen sonrisas o lágrimas.
Y que te tenga que recordar tan básico dogma,
sólo significa que te has perdido en tu propia sátira.

Siempre te lo repito.
Siempre me lo repito.
Cierra ese libro, y escucha.
No busques luz en el pozo sin fondo de los sueños.
No busques adrede la causa que te perturba.
Deja en paz el pretérito,
y escucha.
Acepta los hechos de una vez por todas.

Escribes y escribes.
Imaginas e imaginas.
Pero ni tú mismo haces caso de lo que dices.
Si a hacer algo no te dignas,
¿por qué pretendes que algo distinto tenga que pasar?

Responde,
títere y titiritero.
Responde,
no me hagas repetírtelo.

Y si suena patético,
¿qué más dará?
Sé sincero,
ya pasó el tiempo para juzgar.

¿Escucharás algún día, amigo?
No busquen en tu caja torácica consejo.
¿Qué pretendes encerrándote en un sueño?
Siempre te lo repito.
Siempre me lo repito.

¿Me estás atendiendo?
¿¡Me estás escuchando!?
¿Acaso no presumes de estar cuerdo?
Pues va siendo hora de demostrarlo.

Escúchame.
¡Escúchame!
¡Asúmelo de una vez!
No entiendo por qué te cuesta tanto.
¿Eres capaz aún de comprender?
Pues acepta la sangre que mancha tus manos.

Siempre te repito lo mismo.
Siempre me repito lo mismo.








miércoles, 15 de agosto de 2012

Haz de Luz (15-08-2012)




Para qué, ¿verdad?
El telón cae,
mientras los aplausos acaban por callar.
Ya nada puedo decir de este desastre.
Para qué, ¿verdad?

Esas locas historias de mi cabeza
se han rendido ante la ironía.
Sonrío, de veras.
Más vale esto que mil suspiros de melancolía.

¿Cuántas veces  lo habré dicho?
Da lo mismo a estas alturas.
Creo que es mejor no poner en entredicho
el final de esta pésima aventura.
¿Mal escritor? Sí, lo admito.
Y a pesar de la culpa,
brilla el sol de mediodía.
Porque esas sombras sólo en mi mente existían.

Nada de historietas de buenos y malos.
¿A quién le importa?
Nada de vivir en el recuerdo lejano.
¿A quién le importa?
Para qué tantas vueltas si el sol nunca paró de brillar.
Para qué, ¿verdad?

Y a pesar de la culpa, ya no pesa en el destino.
Tiro los libros al suelo,
las estanterías llenas de recuerdos,
mientras dejo pasar ese haz de luz, bello pero fino.
Gris u oscuro, da lo mismo.
El color sólo es una mísera longitud de onda.

Para qué necesitas más, ¿verdad?

Ah, esa hermosa esperanza.
Entre las montañas de momentos olvidados
puedo verte brillando.
Quién tuviera en sus manos ese destello de plata.
Con tus cabellos, con tus labios entre magenta y carmesí.
Con esa sonrisa de damisela que haría a ese caballero feliz.

Ah, esa esperanza de mis sueños,
no te conviertas en expectativa.
Independientemente del color,
independientemente del tiempo,
no daré la batalla por perdida.
Haré que ese fino haz se convierta en tu sonrisa.

Y mientras caen como pilares quebrados
los recuerdos cruelmente amontonados,
ya no siento esas cadenas tirando de mí.
Gris u oscuro, qué más da.
Esas sombras nunca existieron.
Esa luz tras los miles de tomos viejos,
eso es lo que realmente quiero.


Para qué necesitas más, ¿verdad?



miércoles, 8 de agosto de 2012

Blanco o Negro

De modo que así andan las cosas... vaya.  Me hace gracia... supongo porque es sumamente irónico, como sacado de una novela comercial barata. Algo que se presenta tan irreal que, a la vez, en realidad es tan cotidiano como los ciclos estacionales. Supongo que, a pesar de todo, el ser humana siempre acaba por crear polos opuestos en todo lo que lleve su estigma. Aunque eso conlleve a destruir la ilimitada gama de tonalidades grises, ¿de verdad que todo tiene que ser blanco o negro? Por mucho que digas en contra, en el fondo, todo se resuelve a pares... blanco o negro.

Lo que quiero decir es que, igual que ocurre en todo lo demás, cada uno hemos adoptado nuestra versión de los hechos, mundos relativos donde los acontecimientos han tenido significados diferentes, e incluso, desenlaces opuestos. Y de manera análoga a la concepción ontológica de Platón, la famosa distinción de los dos mundos, Inteligible y Sensible, Realidad y Copia, nos hemos visto atrapados en nuestra respectiva versión. Sin embargo, aquí me surge un interrogante, interrogante que llevo tratando de discernir mucho tiempo, y por eso ando enredado en asuntos tan lejanos en el tiempo. Porque siendo esto una analogía con esa dualidad platónica, ¿qué versión de lo que ocurrió es la Realidad y qué versión es la Copia? ¿La mía, o la tuya?

Blanco o negro, querida. Siempre ha sido así, ¿verdad? Es tan rematadamente típico que me cuesta admitirlo. Quién resulta ser el errado y quién la víctima de sus equivocaciones. Quién debe perdonar a quien,.Quién debe arreglar el estropicio. Quién debe darse cuenta de lo patético que ha sido. 

Yo no sé la respuesta correcta a tales preguntas. Siendo directo, quien diga que las tiene, es idiota. Pero, ¿sabes de que me he dado cuenta con tanto leer y escribir? Que me da lo mismo qué respuesta sea la correcta. Por lo que, adelante, eres libre de adjudicar la verdad, de decidir qué o quién, desechar la copia equivocada y coronar la restante versión como correcta. Eres libre de decidir quién es el inocente y quién es el villano de esta historia.

Por lo que a mí respecta, simplemente estoy tan harto y cansado que no puede importarme menos el resultado final. Si acaba resultando que el imbécil errado de la historia soy yo, ¡pues que así sea!, no me opondré a ello. Y si acaba resultando otra cosa, ¡pues que así sea también! 

¿¡Qué más da!? Todas y cada una de las hirientes y afiladas acusaciones, todos y cada uno de los desacuerdos, todas y cada una de las decisiones... ¡TODAS no son más que patéticas palabras! Vacías y endebles, hipócritas y egoístas, tanto que se precipitan por sí solas al abismo que nos separa, sin poder nunca alcanzar la realidad. ¿¡Acaso qué valor tienen a ras del suelo!? Es sencillo: NADA. ¿Y cuándo llegan los hechos? Silencio... sí, buena respuesta. ¿No te resulta irónico que yo diga estas palabras? Porque efectivamente lo es. Viva la ironía.

...

Después de que se me haya ido un poco la cabeza (¿un poco?), creo que va siendo hora de terminar esta reflexión personal. Buenas noches.

sábado, 4 de agosto de 2012

Sólo Palabras en el Frío Silencio

Dos de la mañana. Trato de escribir algo de poesía con los cascos puestos y la música al máximo. Nada, no hay manera, no lo consigo. El cursor parpadea sobre el fondo blanco que abarca la pantalla, esperando a que mis dedos hagan obra de mis pensamientos. Pero esos pensamientos no me dicen absolutamente nada. Como en una abrupta montaña, mi mente devuelve el eco de mis preguntas.

Por supuesto, sin respuestas, cómo no. Se está convirtiendo en un maldito hábito el no poder escribir nada, o sólo poder escribir líneas y líneas de ideas sin sentido, hileras de sentimientos absurdos; y la misma imagen, siempre está en mi cabeza... No, otra vez no. Cada vez que pienso en ti, es como si te invocara, como si un viejo libro se abriera siempre por la misma página, independientemente de por donde lo trates de abrir. Cada mañana, cada noche, cada atardecer... da lo mismo, siempre pasa igual. Maldita sea mi mente, ¿por cuánto más va a durar esto?

Estoy atascado, no cabe duda. ¿Por qué sino no podría escribir nada meramente coherente y en verso? Aguardo un buen rato delante de la pantalla vacía, en un vano intento por buscar inspiración. La música suena, una y otra vez, hasta que decido desistir. En el fondo, creo que, simplemente, no se me ocurre nada nuevo de lo que escribir. Porque siempre se me vienen a la mente los mismos tristes, agotados y frustrantes versos; porque siempre acaba por formarse la misma imagen en la cabeza.

"Tú otra vez, ¿me equivoco?" Y sólo me respondes con el silencio, el frío silencio. Fíjate, en eso nada ha cambiado.

¿Por qué se suceden los hechos de esta manera? Buena pregunta. Cuando parece que el abismo que yo mismo creé termina por separarnos en el olvido, justo a continuación, como en ese estúpido dicho, al cerrarse una puerta, otra se abre. Y acabo por saber de ti, ya sea por una u otra razón; y acabo por mirar casi, inconscientemente, en tu blog; y... soy imbécil, en serio. Definitivamente, mi futuro está enfrente, mi esperanza, en algún otro lugar, pero entonces, ¿qué pequeño detalle se me ha podido olvidar detrás? No entiendo absolutamente nada. ¿Nunca has tenido esa sensación de que estás y no estás equivocado, a la vez, en algo? Pues es, como poco, curioso.

Ya casi son las tres de la madrugada, y siendo la enésima vez que escucho esa canción de Imaginary Flying Machine, la pantalla sigue exactamente igual, vacía de palabras y coherencia.  Un suspiro se me cuela entre mis pensamientos y melancolías. Ahí está otra vez, ¿verdad? Esa idea. Siempre, después de desistir, aparece, como salida de detrás del telón, temerosa del público que espera, entre ansia y frustración, un buen cambio de guión. Esa idea... tal vez, sólo tal vez, me falte por hacer algo antes de poder zanjar este asunto, antes de que el abismo se cebe con los miles de recuerdos y sentimientos echados a perder. Las palabras son sólo eso, carcasas vacías, si  no van acompañados de hechos, pero si aquella vez hubiera podido decirte lo que nunca nombré en nuestra última carta...

Bah, a quién quiero engañar, esta muy claro que esto se perderá en el quizás, como todo. Las palabras huecas, tan lejanas de la realidad, ese frío silencio... en serio, tú sabes tan bien como yo que hay cosas que no cambian. Tal vez, lo que podría ser se pierda en la probabilidad, y el abismo acabe por destrozarnos por presión y consecuencia. Tal vez, acabes por convertirte en un fantasma más entre mis pesadillas, que al amanecer se habrá disipado entre los labios de una nueva esperanza. Tal vez acabes por convertirme en el malo de la película, transformando lo que quede en odio, con el cual avanzar maldiciendo el pasado. Tal vez, quizás, podría ser, es posible... tal vez sólo te quedes en el quizás. Porque... las palabras frías nunca llegan a cambiar nada, ¿no te parece?

miércoles, 1 de agosto de 2012

Siempre quedan puntos suspensivos

Cada vez que cuento esta historia, más distante me parece. Cada vez que la cuento, saco una conclusión diferente. Dado el tiempo transcurrido, puedes imaginarte cuántas versiones existen de los mismos hechos. Sin embargo, la cuestión es, ¿cuál es la historia real? O mejor dicho, ¿cuál creo yo que es la que estoy viviendo? A veces pienso que me encuentro enredado entre las diferentes historias de Richard Feynman. Quizás, siguiendo las premisas de un amigo, es que le estoy dando demasiadas vueltas. Quizás sí, quizás no.

Tantos quizás... ¿para qué? Son palabras, inútiles palabras, que no cambiarán nada. Todo seguirá igual de perdido y absurdo... como siempre...

...

He borrado, reescrito y vuelto a borrar esto varias veces, y ya no sé expresarme adecuadamente. Si te soy sincero, no sé que espero ganar escribiendo esto. Bah, a quién quiero engañar, no tengo ni idea de qué hago últimamente...