martes, 1 de noviembre de 2011

Viejos Recuerdos: El Caminante de la Noche (Nueva Versión)

Bueno, chicos, creo que, llegados a este punto de mi vida, leo mis viejos poemas, y veo de lejos las vivencias que me transmite. Pues, hay uno en concreto que supuso un antes y un después: "El Caminante de la Noche". Fue un poema escrito desde unos sentimientos profundos, oscuros y tristes, pero cargados de versos y recursos increíbles. Fue, por mucho tiempo, una de mis mejores obras.

Por eso mismo, quiero re-masterizarlo, como se diría en el ámbito cinematográfico; extenderlo, añadirle partes que, por aquel entonces, no pude plasmar por culpa del dolor. Me veo en la obligación de hacer esto, para aceptar de una vez esa parte de mi pasado que me conformó como soy ahora.

Antes que nada, si queréis leer el original, aquí está el link:
http://viajeenverso.blogspot.com/2010/12/el-caminante-de-la-noche-16-01-2010.html

Aquí lo tenéis...




"Lo más importante en esta vida no es el pasado, no es el futuro, sólo la infinitésima parte que es el presente y nuestra existencia, y lo que amemos en ella."




Cuando ves el último rayo del día
y ves la derrota en tu cara,
observas cómo se va lo que querías
la felicidad que una vez amaras.

Ves el fin, pero no quieres admitirlo,
ves la tristeza, pero no puedes llorar,
ves el dolor, ya puedes sentirlo,
ves el odio, como olas en la mar
que me golpean
y me alejan de ti aún más.

Ves tu destino colgado de un lienzo,
y sólo puedes mirarlo con pesar.
Ya a nadie le importa lo que yo pienso
Ya a nadie le interesa pasear.
Se han olvidado de este viejo poeta
que, maldito, maldice su pesar.
Que solitario se pierde en la tempestad,
una tormenta
que tu mirada sentencia.

Lejos quedan
los días en que tu sonrisa me animaba.
Lejos quedan
aquellos cabellos que tu alma adornaban,
lejos de mí, lejos cada vez más.

Tu bandera es la única que ondea
en el llano de la amargura.
Todo a la mar, pues ya nada queda,
pues ya nada hay que dura.
Sólo queda la duda.
Y más oscuridad.

Ni siquiera mis esfuerzos, mi dama,
valen para detener el avance del destino,
para salvar la distancia entre el infinito
y el corazón de la mujer que se ama.
Por más que corrí
detrás de ti,
simplemente, te perdí.

Ni siquiera el viento ni el mar
pueden decir algo en este entierro,
ni siquiera la muerte puede hablar
cuando mi tumba es de puro hierro.
No lloréis.
No os lamentéis.
No merece la pena llorar
por alguien que nunca vivió de verdad.

Ni intentarlo bastó, ni llegué a nada,
ni el valor, ganó, ni el agua a la llama,
te quedaste en mi imaginación, junto a las hadas
y me quedé sin tu amor, mi amada.
Como fuego del averno,
me quema y me consume.
Pronto, las cenizas el viento
se lleva y hunde
en la más profunda oscuridad.

Pronto caerá la fría noche sobre mí,
mi final llega y me hierve,
ojalá no me quedara así, sin ti,
pero, ya sabes, en el fondo, siempre algo se pierde.
Y siempre duele.

¿Adivinas a qué sabe la verdad?
¿Adivinas a qué huele el dolor?
¿Adivinas qué es tener un puñal
en cada centímetro de tu corazón?

¿Crees que sólo tú sientes la derrota?
¿Crees que tu día está anocheciendo?
Cada uno puede tener el alma rota
y ni siquiera todavía está creciendo.
Este guerrero derrotado
cae en batalla
empalado por mil espadas,
una por cada vez que quise tu amor.

La noche se suma sobre los caídos,
todo por jugárselo a una carta.
Nunca fue lo debido,
Nunca vi las cosas claras.
En verdad, nunca fui tu Romeo.
En verdad, nunca fuiste más que un maldito consuelo.

Huele la desesperación, siéntela.
Siente el verdadero dolor, y tiembla.
Adiós a la felicidad, quédatela.
Cada cual recoge lo siembra.
Y yo tengo cosecha de tormentas.

Tu dolor es grande, no lo niego,
sólo digo que tú todavía estás a las puertas.
Todavía no has vivido en el miedo.
Todavía no has caminado por la tierra muerta.
No serías capar de ver ,de veras,
lo que mi alma carga.
No sabes lo rota que está la espalda
de un caminante de las penas.

Porque mi destino fatal,
aquel abismo negro
de tenebroso final,
jamás acabará.
Su vórtice, el destierro,
secará mi alma en pena.
Pronto, todo dejará de soñar.

Y ahora, cuando camino a la oscuridad,
logro una lágrima llorar
una lágrima por ti, por tu bondad,
y por el amor al que no pude llegar.
Por aquellos sueños de felicidad,
que como espejos rotos,
sus cristales me acabarán por destrozar.
Y mi sangre, la lluvia se llevará.

Llámame loco,
pero jamás el dolor
me ha parecido tan cuerdo.
Y tras el final,
aquellos ahora tristes recuerdos echaré de menos.

Pero, ¿sabes, qué? No huiré,
yo haré frente a lo que me he buscado
me levantaré de mis cenizas, y lucharé,
porque, aun en el final, no he abandonado.
¿Qué remedio me queda, verdad?

¿Y tú, lo mismo eres capaz de decir?
¿Has luchado, aun a saber que pierdes?
Sigue tu vida, tú que puedes.
Ten el valor de hacer frente, y vivir,
te lo dice alguien que de la noche viene,
y por sus oscuras sendas,
como un frío caminante, se pierde.



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